viernes, 7 de julio de 2017

Las Corporaciones Transnacionales son junto con la banca internacional y los gobiernos capitalistas desarrollados los eslabones principales que sustentan el dominio del capital internacional.

Son también un poderoso agente de globalización. Actúan con una estrategia para obtener los máximos beneficios: compran las materias primas donde les resulta más barato; instalan sus fábricas en los lugares más ventajosos de todo el mundo y venden sus productos en cualquier punto de la Tierra. Aunque operen en varios países, su sede y sus principales directivos, así como el origen de su estrategia y la administración en general, tienen asiento en su país de origen sin ninguna influencia de sus filiales de ultramar.


Su comienzo es consecuencia del proceso de ampliación de los mercados; la primera empresa que puede ser considerada antecedente de las actuales fue la Compañía de Moscovia, empresa inglesa fundada en Londres en 1555, dedicada al comercio entre Inglaterra y Rusia; otras fueron las Compañías de la India que surgieron en Gran Bretaña, Holanda, Suecia, España y Dinamarca en los siglos XVI y XVII y la banca Rothschild, que se extendió por diversos países europeos. El germen de las actuales surgió a finales del siglo XIX, cuando algunas decidieron construir fábricas fuera de sus países de origen, con el fin de disminuir los costos de transporte y evitar los fuertes aranceles establecidos a la importación y ya en el año 2010 existen más de 80 mil.


Las compañías transnacionales controlan sectores estratégicos de la economía mundial: la energía, las telecomunicaciones, las finanzas, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las industrias del armamento y de la alimentación. Hacen negocios con los recursos naturales, los servicios públicos, la especulación inmobiliaria y con los mercados de futuros de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el acaparamiento de tierras y la crisis capitalista ha reforzado su papel económico y capacidad de influencia política.

En el año 2010 había 80 mil empresas transnacionales en todo el mundo, que intervenían en más 800 mil compañías filiales, de ellas 737 controlan a las demás; monopolizan el valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo y fuentes consultadas reflejan que no más de 30 de estas transnacionales son las que controlan la economía mundial.

El Informe sobre Desarrollo Humano de 1999 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que las ventas totales de estas empresas superan el producto interno bruto (PIB) de muchos países. El monto de ventas anuales de la General Motor es mayor que el producto interno de Tailandia y Noruega y similar a la producción de Dinamarca; el de la Ford Motor y la Mitsui & Co. rebasan el PIB de Arabia Saudita, el de la Mitsubishi supera el de Polonia, el Itochu es superior al de Sudáfrica, el de Marubeni y Royal Ducht Shell Group es mayor que el de Grecia y Arabia Saudita y los de Sumitomo, Exxon,Toyota Motor y Wal-Mart Stores exceden a los de Israel, Malasia, Colombia, Venezuela y Filipinas, así como la suma del PIB de Colombia y Ecuador.

El Instituto de Estudios Políticos de los Estados Unidos, en un informe de fines del año 2000, señaló que, de las 100 entidades económicamente más poderosas del planeta, 51 son corporaciones industriales o comerciales privadas y 49 son Estados. De las 500 empresas más grandes del mundo, 150 son europeas (Francia y Alemania con 32, Reino Unido 27, Suiza 15, Holanda 12, Italia 9, España 8, Bélgica y Suecia 4, Irlanda y Luxemburgo 2 y con 1 compañía Austria, Finlandia, Dinamarca, Hungría, Luxemburgo, Noruega y Polonia), 132 de Estados Unidos, 68 de Japón, 23 de China y Rusia con 7.

Son las más poderosas del mundo las que dictan la política de mundial. En el Grupo de los Siete (G-7) se aglutina el 80% de ellas y de las 100 mayores el 96 % proviene de la Triada (Unión Europea, Estados Unidos y Japón); el 60% de los activos se agrupa en 35 compañías que se desempeñan en 4 actividades: automotriz, electrónica y equipos eléctricos, petróleo y telecomunicaciones y concentran el 67% de las exportaciones; 50 de ellas se encuentran en trece de las nuevas economías de Asia y América Latina, como China, Malasia, Corea del Sur, México y Venezuela.

Los primeros puestos están ocupados por las petroleras (British Petroleum, Royal Dutch Shell, Total Fina, Exxon Mobile), las automotrices Toyota Motors, General Motors, Ford Motors, Volkswagen y otras tales como France Telecom, Wal-Mart yVodafone.

Existen otras 10 trasnacionales gigantes y secretas, con ingresos superiores a los 45 mil millones de dólares, que controlan materias primas. Radicadas en Suiza y Holanda Vitol Group (petrolera) y Gunvor (petróleo, electricidad y carbón); en Estados Unidos Cargill (agronegocios, biocombustibles, acero y sal; severamente criticada por deforestación, contaminación y abusos contra los derechos humanos); Koch Industries (refinación y transporte de petróleo, petroquímicos y papel, empresa familiar de los ultraconservadores hermanos Koch, que financian al Tea Party); Archer Daniels Midland (maíz, trigo, cacao, actuación escandalosa y enjuiciada por contaminación, se ha beneficiado de subsidios del gobierno); Bunge (soya, azúcar, etanol y fertilizantes, multada por emisiones contaminantes); en Suiza Glencore (metales, minerales, productos agrícolas y de energía; fundada Marc Rich); Trafigura (petróleo crudo, metales; depredadora
tóxica en África; proviene de la separación de empresas de Marc Rich), Mercuria Energy Group (petróleo y gas) y Noble Group de Hong Kong (azúcar y carbón, sólidos vínculos con HSBC y Price Waterhouse Coopers).

Disponen de un innegable poder político al existir estrechas relaciones entre gobernantes y empresarios que les permite ejercer una enorme influencia sobre la sociedad; poseen un extraordinario ascendiente en el terreno cultural (la publicidad y las técnicas de marketing para consolidar su poder de comunicación y persuasión), en el plano jurídico (los contratos y las inversiones de las transnacionales se protegen mediante una tupida red de convenios, tratados y acuerdos).

Desde que estalló la crisis financiero global, y siguiendo la máxima de “privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”, se están aplicando en Europa las mismas políticas que se llevaron a cabo en los países periféricos en las décadas de los 80 y 90: recorte de derechos laborales, modificación del sistema de jubilaciones a favor de los planes de pensiones privados, aumento de los impuestos indirectos; disminución de los tributos de empresas y grandes fortunas, mercantilización de los servicios públicos no privatizados, eliminación de la inversión pública en educación y sanidad.

La crisis es la excusa para avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la privatización de los bienes comunes y la apertura de puertas al capital transnacional para que pueda controlar más y más cuestiones que tienen que ver con los derechos fundamentales de la ciudadanía.

Por: Michael Vázquez Montes de Oca

Fuente: uruguay.barometro@gmail.com

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